México se acondiciona de un aumento en la variedad de fuentes renovables como son la eólica, solar, geotérmica, biomasa e hídrica, de tal modo que el territorio es sumamente competitivo y una meta de adquisiciones para el futuro de México.
Hoy en día, el sistema energético en México se sustenta, en su mayoría, de recursos naturales no renovables; sin embargo, se podría reducir esta vinculación y así poder aprovechar el potencial de concepción que ofrecen recursos como el sol, la tierra y el viento. Casi en cualquier criterio del futuro de México, vemos modelos con turbinas eólicas y paneles solares como una representación de la sustentabilidad a la que anhelamos como humanidad.
Pero la colaboración de estas tecnologías en la composición de generación en el mundo y en México ya no es una aspiración, es una realidad decisiva.
Aunque aún hay mucho por crear para que las renovables se transformen en una realidad completa, el Gobierno mexicano considera que para futuro de México aproximadamente en el año 2024, el 35% de la energía empleada en el país sea limpia.
De hecho, nuestro país se sitúa en una fase clave para su futuro energético. Hoy más que nunca, las energías renovables han recaudado una gran trascendencia y se han convertido en la alternativa más aceptable para así impulsar el desarrollo y crecimiento de manera razonable y económica.
Muchas son las sociedades que han evolucionado planes de facilidad en razones de aprovechamiento de energías limpias, debido a esto México cada vez está en mejor postura en factor de competitividad entre los países productores.
En lo que corresponde al clima para negociaciones y financiamientos, el año pasado nuestro territorio aumento un lugar para llegar al puesto número 11, adecuado principalmente a las inversiones en disposición eólica.
Claro ejemplo de lo que está sucediendo es la explotación de la natural preferencia eólica de nuestro territorio. Tan sólo en el año 2017, el país concluyó con una amplitud instalada de poco más de 4,000 MW eólicos que originan ya más del 5% de la electricidad nacional. Esto permite suministrar el semejante al mandato anual de 6 millones de mexicanos y así poder posicionarnos como el número 18 en el entorno mundial de la energía eólica.
En específico, la eólica, de ser una fuente de energía eléctrica ascendiente hace apenas aproximadamente 20 años, actualmente se ha propagado hacia un establecimiento de rápido aumento.
Los importes de su generación se han limitado durante los últimos 15 años y actualmente son competitivos en semejanza con fuentes usuales de energía.
La transposición en la infraestructura, productos y procesos a favor del progreso de la energía eólica, origina virtudes competitivas que pueden acumularse para que las industrias reduzcan costos energéticos y sean útiles.
En México, existen incentivos importantes. Actualmente diversas industrias manejan un papel muy importante en relación con la generación y uso de la energía del viento.
En cuestión a México, la vinculación de procesos fósiles es más alta a nivel de la propuesta de energía principal, pues en sí es el 90 por ciento.
México está retirándose de ser un país petrolero y se espera que el siguiente año sea un país que importe recursos fósiles; por lo mismo es necesario hacer una transformación muy veloz hacia otras fuentes.
Con algunos propósitos que están en proceso, se permitirá triplicar esa amplitud instalada de aquí al año 2022; es decir, que en un futuro de México se puede superar los 12,000 MW eólicos en menos de cinco años.
Conseguir este objetivo, y más aún la finalidad de generar el 35% de la electricidad del país en el año 2024 con origen de energía limpia, como la eólica misma y otras como la solar, la hidroeléctrica, geotermia, biomasa y cogeneración eficaz.
Las preferencias en factor solar fotovoltaico van en la misma línea y cada vez está más claro que la reserva de energía sigue un recorrido muy parecido, lo que facilitará el beneficio de las energías renovables, pues sus líneas de generación son aumentadas.
Obtener estas finalidades no sólo son preciadas desde la circunstancia ambiental, sino que también permite variar significativamente los factores de generación energética dentro de un mundo que tiende a una superior electrificación, contribuyendo al mismo tiempo, a la convicción energética y independencia de nuestro país.
Es cierto, México está en una sucesión de transformación dentro del tramo eléctrico, cuya Reforma Energética lo ha desarrollado. La persistencia es elemental para dar autenticidad tanto a las inversiones que ya se hicieron, como a las que se están emprendiendo, y esto no sólo es destacado para que haya recientes proyectos de generación con energías renovables, sino que habilita una resistente oportunidad para la elaboración dentro del territorio nacional de elementos importantes y valiosos.
La tecnología eólica y quienes hacen posible su incremento apuestan por un desarrollo sostenible, incluyente y colaborativo, en el que cada uno de los mexicanos vea un rendimiento ambiental, económico o social, pues la industria eólica está comprometida a trabajar y respetar a las comunidades de los estados en los que opera, a través de la cimentación de relaciones mutuamente favorecedor en el largo plazo.
Existen sectores cuyas superficies permiten concentrarse en grandes instauraciones para levantar proyectos que aporten energía solar.
Por lo tanto, los diferentes aspectos de transformación hacia factores de energía diferentes que se pueden realizar resultarían favorecedores para el futuro de México.
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